Cuando viajamos en ómnibus, tren o avión, nos encontramos con muchas personas. Algunas siguen inmersas en libros o periódicos, otras miran por la ventana, indiferentes al pasajero que está a su lado. Miradas perdidas de vidas que vienen y van. ¡Cuántos traumas emocionales: tristezas, desilusiones, sueños frustrados, tragedias, añoranzas!
Nunca se olvide de que, por encima de las nubes de tragedias y tristezas que envuelven muchas veces nuestra vida, está el sol de la esperanza. Y ese sol tiene nombre: Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario