Entonces si el mundo se caba en 2012, ¿los culpables son los mayas o Roland Emmerich (cineasta fijo en el género del disaster movie por “Día de la Independencia”, “Godzilla”, “El día después de mañana”)? Lo cierto es que diciembre de 2012 es la época que se acaba un baktum del calendario maya. Cada baktum es un ciclo de 394 años, y el que acaba en 2012 es el que marca el fin de una era para los mayas, la “cuenta larga”. Pero los mayas nunca dijeron que algo malo –como una bola de fuego gigante o una bola de frio demoledor- fuese a caer sobre la tierra para aquel entonces. Mucho menos sus testimonios ancestrales plantean la idea del fin.
El telegraph británico publicó en octubre las declaraciones de Apolinario Chile Pixtun, indio maya guatemalteco: “el año pasado estuve en Inglaterra y, hombre, me tenían harto con esta cuestión”. Como representante de su pueblo, chile Pixtun dijo que sus ancestros nunca identificaron un fin para el planeta, no es una idea que alguna vez les haya preocupado, más bien sus inquietudes radican en si habrá agua o no para llevar a buen puerto sus cultivos.
“Estas teorías del fin del mundo surgen más bien del pensamiento occidental, cuyos mitos y filosofías ya están agotadas”, dispara como flecha el maya.
El diario “Sign on” de San Diego, California, publicó algunas explicaciones sobre por qué el fin del mundo “vende”. Entrevistado por este medio, el psicólogo Robert Epstein, editor de la prestigiosa revista “Pshycology Today”, señala que esta es una expresión del deseo de muerte que plantea Sigmund Freud: las personas se aferran a las predicciones del Día Final porque en cierta medida quieren morir, y lo quieren hacer de forma espectacular. Además, señala, si todo a nuestro alrededor nos anuncia, y de forma atractiva, que un gran desastre ocurrirá en determinada fecha, es muy factible que buena cantidad de gente se convenza de ello. Finalmente nos preguntamos: ¿existe esperanza para este mundo? visite: www.sabado.org.pe
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